Bailemos bajo el caer del sol,
bajo los primeros soles de verano,
donde los cuerpos se mecen y las almas florecen.
Bailemos con trago en mano,
que las sombras desaparecen
y toda la tierra conspira,
cuando la luna aparece y nos mira.
Bailemos con el susurrar del viento,
que nos acaricia el cuerpo,
nos desnuda un poco el alma
y nos deja sin aliento.
Bailemos bajo la luna que nos mira,
sobre la arena que abraza nuestros pies,
la fogata que nos regala calidez,
y las sonrisas de amigos,
que nos llevan a bailar una y otra vez.
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