Creencias.

He querido enterrar el amor en una vacía y desnuda cueva, en un deshabitado y lejano bosque, en lo más alto y hondo de la montaña para que nadie lo busque, para que nadie lo atañe. No pondré flores en su rostro, sus hermosos labios permanecerán sellados, no le haré un gran altar, para que quede en el olvido y nadie le vaya a orar. No volveré, pues la cueva es fría, el bosque es desierto y al pensar en la montaña, de mi se apodera el miedo. Pero en las noches oraré por ti, cuando el viento sople y me envuelvan los recuerdos, lloraré por ti, cuando no haya nadie que pueda mirar, te miraré, mi amor.

Hermoso frío invernal, acogedor y abrasador, en el cual sabemos apreciar la soledad, para escribir, para leer, para sentir, para contemplar la ciudad a través de una ventana,  que delata el invierno. Para valorar una taza de café, p ara observar el pasado y apreciar el presente. En las noches, valoramos la presencia de otra persona, para devorarnos mutuamente. Y con la llegada del calor primaveral, ya no somos esos que fuimos durante el frío invernal.

Le dije adiós tantas veces, que se convirtió en una forma de saludo. Le dije adiós tantas veces que la sonrisa se me hacía en los costados de la calma y de la dicha, de un día siguiente. Le dije adiós tantas veces, que lo creí en el pasado. Le dije adiós tantas veces que cuando todo realmente termino, yo, nisiquiera me despedí.

Apagamos las luces por miedo, a ver nuestra propia luz, alejando los sentimientos por completo de nuestra mente. Damos por establecido que nuestros corazones deben caer en las manos equivocadas siempre, y terminamos en ellas eternamente. Se que buscamos la paz en caricias y besos, y que en bocas ajenas nos terminamos ahogando. Se que solo somos inalcanzables cuando se trata de querernos.

Duermes hermoso, tus parpados cerrados tan inocentes junto a tus oscuras pestañas, largas y perfectas, esconden ese maldito desastre que es tu mente. Me gusta verte soñar. Tus extensos brazos sobre los míos, tan suaves, me llevan a acariciarlos una y otra vez. Tus manos agarran las mías ligeramente, haciéndome sentir que estas ahí. Tu alborotado pelo desprende ese olor tan particular, tan único, que me quiero guardar eternamente. Beso tus parpados, me sonríes y me abrazas, acercándome aun más a ti, con la perfecta mezcla de fuerza y dulzura. Acerco mi boca a tu oreja, mis labios la rozan, y yo susurro "Duermes hermoso".

Tengo una terrible creencia, la creencia de que el cielo tiene vida y que esta vida oculta muchas cosas, de tanto ocultar, ya no puede más y llueve. La escucho caer sobre el asfalto, la miro caer por la ventana, por tu rostro. Maldigo a la lluvia, que hace que me enamore de ella, cada vez más.

La simplicidad de ver más allá, más allá de la portada de una persona, está el brillo de sus ojos, al vivir, al sentir, al recordar, No hay nada más confortante  que ver la expresión de felicidad auténtica en los ojos de alguien, como las estrellas en una noche de verano, o el sol alumbrando una tarde de invierno, es la luz más bonita que vi. Ver más allá,  más allá de ojos opacos por el llanto contenido, más allá está el brillo de sus ojos, al vivir, al sentir, al recordar, y si lo miramos directamente nos muestra un fragmento de lo que siente. No hay nada más increíble que ver a alguien a los ojos, entre lo más sincero, nos regala una pequeña materialización de su alma.

Tengo un amuleto hecho con tanto amor, Tan solo un objeto, que me saco una de las sonrisas más grandes que he sonreído, y aunque ya paso algún tiempo lo sigue haciendo, Por las noches lo observo, me transporta a buenos momentos, entre otras cosas que llegaron a mi alma, y no quiero olvidar jamás.

Observate, tu dolor no sana si lo ignoras, no sos menos humana por tener heridas y cicatrices que queres esconder. Yo también estoy de pie, y de vez en cuando sangro pero no me avergüenzo, porque aprendí que soy fuerte cuando acepto mi realidad para saber como avanzo. Todos nos rompimos alguna vez.