Hermoso frío invernal, acogedor y abrasador, en el cual sabemos apreciar la soledad, para escribir, para leer, para sentir, para contemplar la ciudad a través de una ventana, que delata el invierno. Para valorar una taza de café, p ara observar el pasado y apreciar el presente. En las noches, valoramos la presencia de otra persona, para devorarnos mutuamente. Y con la llegada del calor primaveral, ya no somos esos que fuimos durante el frío invernal.